La gente se desvive por ganar más y más, por
conseguir esa promoción, ese aumento, esa casa más grande o ese coche más caro.
Pagamos la idea de que mientras más tenemos, más felices seremos.
Pero aquí
está el truco sucio del Engranaje: nunca es suficiente. Siempre hay algo más
que conseguir, un nuevo objetivo que alcanzar, y mientras tanto, la vida pasa.
Perdemos contacto con nuestros amigos, nos alejamos de nuestras familias y
olvidamos qué es relajarse y disfrutar de las cosas simples.
Pasamos
años estudiando, lo cual es necesario y enriquecedor, pero una vez en el
mercado laboral, nos volvemos esclavos del reloj. La jornada laboral se
extiende, las responsabilidades aumentan y el estrés se convierte en un
compañero constante. Las estadísticas no mienten:
·
El
60% de los trabajadores españoles experimentan niveles altos de estrés laboral
(Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, 2021).
·
Las
bajas por ansiedad y depresión han aumentado un 40% en la última década
(Ministerio de Sanidad, 2022).
·
El
35% de los trabajadores admite que su trabajo afecta negativamente a su vida
personal (Randstad, 2023).
¿Y para
qué? ¿Para tener un cochazo y presumir en Instagram? Mientras tanto, tu salud
mental se va a tomar viento, tus relaciones se deterioran y te olvidas de quién
eras antes de convertirte en un zombi corporativo.
La
epidemia de depresión en el mundo occidental es, en gran parte, resultado de
nuestra obsesión por el éxito material (Seligman, 2018).
Esto no le
ocurre solo a mis “iguales”, Cada generación tiene su propia lucha que lidiar,
pero todas están atrapadas en el mismo sistema podrido.
·
Los
boomers creen que con esfuerzo todo se consigue.
·
Los
millennials están quemados tratando de alcanzar expectativas imposibles.
·
La
Gen Z está ansiosa por un futuro incierto.
Pero en
esta lucha general, estamos siendo unos hipócritas.
Cuantas
veces compramos ropa a granel en páginas como Shein, Temu, en Zara o en mil
empresas, que sabemos que tienen la sede en China, Pakistán, la India y todos
esos países, donde están cosiendo niños y niñas de 5 años currando 13 horas al
día por medio euro. ¿De qué vamos llenando el armario con las lágrimas y sudor
de otras personas?
Luego nos
hacemos los patrióticos, quejándonos de derechos que ya tenemos, cuando no
somos capaces de comprar la ropa “Made In nuestro País”. O comprar en la
frutería de debajo de la casa al frutero, o de irnos a comprarle directamente
la fruta a algunos agricultores, que hay miles de grupos de Telegram para ello.
Todo este
cabreo, tiene varios motivos:
·
Un
trabajador textil en Bangladesh gana unos 2€ al día por jornadas de 14-16 horas
(Clean Clothes Campaign, 2021). De los cuales un 80% de los trabajadores
textiles son mujeres jóvenes entre 18 y 24 años (Fashion Revolution, 2023).
Echa un vistazo al desierto de Tacama y llora.
Vivimos el
día a día mintiéndonos a nosotros mismos, compramos toneladas de comida al año
que tiramos[1],
cuando un tercio de la población prácticamente no tiene para comer (según
cifras del INE[2]).
Somos de hecho España el país con más pobreza infantil de toda Europa según
todos los últimos informes[3]; Y
aun así tiramos comida a diario.
Ahora
bien, ¿recuerdas cuando eras pequeño/a y tenías cuatro tristes juguetes? Madre
santa, el partido que les sacabas y las historias que te montabas. O con la
bici heredada por cuarta vez de tu primo o hermana. O con una primera consola
que te duró 20 años y aún a veces te da nostalgia alguna que otra vez y juegas.
Joder, el
partido que les sacabas a tus juguetes. Una caja de cartón era un castillo, un
palo era una espada, y te montabas unas historias que ni George R.R. Martin.
Recuerdo
ser pequeño y “jugar a las Magic” (MTG). Como no teníamos dinero para gastarnos
de 5€ para arriba en cada maldita carta, le poníamos papelitos, decíamos lo que
era y tirando.
Todo eso
se ha perdido. Ahora cada santo año necesitas un móvil nuevo, el último modelo,
hecho con materiales que por cierto, también minan niños/as en países
tercermundistas. Te recomiendo que veas de dónde salen los materiales de los
móviles tan guays que te compras o de la ropa que acabas tirando porque no te
cabe en el armario. Te vas a inflar a llorar si lo haces. Te adelanto:
·
En
la República Democrática del Congo, unos 40.000 niños trabajan en minas de
cobalto para nuestras preciadas baterías de móviles (UNICEF, 2022).
·
El
80% de los residuos electrónicos acaban en vertederos de países en desarrollo
(ONU Medio Ambiente, 2023).
·
Un
smartphone medio tiene una huella de carbono de 60-70 kg de CO2
(Greenpeace, 2023).
Solo te
dejo esta reflexión:
1.
Compras
ropa como si no hubiera un mañana, pero usas el 20% de tu armario el 80% del
tiempo.
2.
Cambias
de móvil cada año, para acabar haciendo lo mismo: ver memes y mandar WhatsApps.
3.
Te
hipotecas 30 años por una casa más grande, pero pasas menos tiempo en ella
porque estás trabajando sin parar para pagarla.
[1] Nada menos que 1.364
millones de kilos de comida al año (Ministerio de Agricultura, Pesca y
Alimentación, 2023).
[2] Concretamente un 26,4% de
la población está en riesgo de pobreza o exclusión social (INE, 2023).
[3] El 28,9% de los niños están en riesgo de ser pobres (Save the Children, 2023).
·
Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el
Trabajo. (2021). Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo.
2021 España. INSST.
·
Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
(2023). Informe del consumo alimentario en España 2022. Gobierno
de España.
·
Ministerio de Sanidad. (2022). Informe
anual del Sistema Nacional de Salud 2021-2022. Gobierno de España.
·
ONU
Medio Ambiente. (2022). Evaluating the Environmental Impacts of the
Fashion Industry. United Nations Environment Programme.
·
ONU Medio Ambiente. (2023). Global
E-waste Monitor 2023. United Nations Environment Programme.
· Organización Internacional del Trabajo. (2022). World Report on Child Labour. ILO.
· Save the Children. (2023). Informe sobre la pobreza infantil en España. Save the Children España.